Señales de Amor, nueva traducción del clásico I Ching, de Stephen Karcher, (1)
Las reflexiones y las prácticas sugeridas con cada símbolo, aportadas por Ken y Elisabeth Mellor, están conectadas con esa búsqueda de la experiencia del Paraíso. La manera en que actúan está basada en una comprensión particular de nuestras relaciones y de los elementos que entran en juego en nuestra vida espiritual y en nuestra vida mundana. Las dos dimensiones, espiritual y mundana, están siempre presentes en cualquier cosa que hagamos. La sección de reflexión y práctica de cada símbolo aporta maneras sencillas y prácticas de introducir estos factores de manera equilibrada en tu vida a medida que consultas el oráculo y reaccionas a sus respuestas. Están basadas en tres verdades fundamentales acerca de las relaciones.
La primera es que los seres humanos se hallan en su mejor estado cuando están abiertos, expansivos y unidos con todo y con todos. Esta verdad, que encarna nuestra conexión con el Camino, es una fuerza motriz fundamental que está detrás de todo en nuestras vidas, enraizada en los fundamentos de nuestro ser. Cuando nos cerramos, nos contraemos o nos separamos de nosotros mismos, llegamos a saturarnos con multitud de asuntos inacabados; entonces o bien nos retraemos o bien proyectamos hacia fuera nuestra frustración. Ninguna de las dos cosas contribuye a la apertura o salud espiritual.
La segunda verdad es que lo igual atrae a lo igual y sólo lo que es semejante puede permanecer junto. En la práctica, esto significa que todo lo que percibimos de los demás y lo que hacen, es tan cierto para nosotros como puede serlo para ellos. Si estamos juntos, es porque somos semejantes. De manera que todas las cualidades atractivas de otras personas, también son las nuestras. Y lo mismo ocurre con las que no son tan atractivas. Mucha gente encuentra esto difícil de aceptar. Sin embargo, la dificultad está en que nos hemos cerrado a esos atributos y nos hemos separado de nosotros mismos y, al hacerlo, nos hemos negado a aceptar en nuestro interior la evidencia que esta verdad encierra. El reto está en que al abrirnos de nuevo, tendremos que enfrentarnos con todas las preocupaciones que nos habían llevado a cerrarnos en primer lugar, lo que no siempre resultará una empresa fácil.
La tercera verdad es que nuestra profunda necesidad de apertura, expansión y unidad nos empuja hacia la libertad, incluso si somos reacios a ella. Creamos situaciones que nos estimulan a liberar lo que tenemos dentro. Nuestro sistema no tolerará la limitación. Haremos cualquier cosa para liberarnos, aunque en el momento no nos demos cuenta de lo que estamos haciendo. A veces esas cosas nos harán sentirnos felices y otras lo contrario. Incluso a veces llegaremos al extremo de provocarnos a nosotros mismos inmensas alegrías o tremendos traumas.
Nuestras relaciones con los demás son un terreno ideal para la comprensión de esas verdades. La manera en que esto funciona es muy simple. Disfrutar de las cualidades de nuestra pareja o nuestros amigos es un sencillo recordatorio para gozar esas mismas cualidades en nosotros mismos, sin negarlas ni proyectarlas. De igual modo,cuando nos enfrentamos con algo desagradable o negativo debe servirnos para recordarnos que tenemos que tomar nota de ello, y encarar esas mismas cosas desagradables o negativas en nosotros mismos. Hacer esto nos ayudará a liberarnos de nuestras coacciones y carencias. Y en la medida en que lo logremos, iremos consiguiendo una entereza personal más profunda así como una mayor capacidad para compartir y una mayor intimidad con las demás personas involucradas. El oráculo nos puede ayudar a darnos cuenta de la importancia de las relaciones en este sentido. Los consejos sugeridos en la sección reflexiones y prácticas ofrecen maneras prácticas y funcionales para facilitar la comprensión y asimilación efectiva de estas cuestiones.
(1) Señales de Amor, nueva traducción del clásico I Ching - Stephen Karcher, Ed. Océano, 1ra. edición, Barcelona 2001 - ISBN 84-7556-218-3
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