La civilización antigua, tanto en Oriente como en Occidente, utilizaba la adivinación y el oráculo para mantenerse en contacto con los poderes invisibles. Los sacrificios ofrecidos a los espíritus y a los dioses no eran solo sobornos o súplicas. Abrían la comunicación entre los seres humanos y los espíritus para que pudiera producirse el diálogo.
La idea de que palabras, cosas y hechos puedan convertirse en presagios que abran la comunicación con un mundo espiritual se basa en una visión esclarecida del modo en que funciona la psiquis: en cada síntoma, conflicto o problema experimentado hay un espíritu que trata de comunicarse con nosotros. Cada encuentro con una tribulación es una apertura hacia ese espíritu, al que el yo suele oponerse por su deseo de imponer su voluntad al mundo. La adivinación da expresión a lo que el yo a rechazado. Saca a relucir el complemento oculto o la sombra de la situación, a fin de vincularnos con los mitos y los espíritus que están tras ella. Esto cambia el modo en que ves tu situación, a ti mismo y al mundo que te rodea.
Los estudios sobre sistemas adivinatorios de culturas tribales demuestran que este proceso fue y sigue siendo consecuentemente utilizado para brindar información sobre preguntas individuales, problemas y decisiones para las cuales no alcanzan el conocimiento racional ni las normas sociales comunes. Es el espejo oscuro que brinda las respuestas veraces, el sitio donde el espíritu de un individuo puede hablar con todos los otros espíritus del mundo. Estos sistemas suelen ser patrocinados por un mago animal, cuyos símbolos misteriosos ofrecen una alternativa a las leyes y normativas públicas. Cierto tipo de procedimiento que utiliza el azar proporciona la brecha a través de la cual se expresa ese espíritu, eligiendo uno de los símbolos disponibles. De la interacción activa entre el símbolo, el consultante y el adivino, presidida por el espíritu, surge el diagnóstico final y el plan de acción. La interacción derriba los viejos cuentos que te estás repitiendo a fin de crear otros más efectivos. Ofrece un consejo sobre el modo de actuar en armonía con el "espíritu del momento".
Por ende, la adivinación no es una ideología ni una creencia, sino un modo creativo de entrar en contacto con el espíritu. Es la imaginación en el acto de percibir fuerzas he inventar maneras de tratar con ellas. Esto implica una combinación de análisis e intuición, cosas que el pensamiento normal suele mantener separadas. Este proceso valora la imaginación y la creatividad.. Cambia tu modo de tomar decisiones.
El propósito de la adivinación es abrir este espacio, donde la identidad se torna fluida y los espíritus participan en tu vida. Utilizar un sistema adivinatorio es una exploración del lado no consciente de una situación. Los símbolos evocados adecuan el equilibrio entre uno y las fuerzas desconocidas que actúan tras él.
La clave del contacto está en el lenguaje. Las palabras son, como dicen los chinos, "trampas para pescar" al espíritu o Tao.
Extraído del libro I Ching - El Clásico Oráculo Chino, de Ritsema y Karcher - Javier Vergara Editor
ISBN 950-15-1487-0
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